La internacionalización se ha convertido en muchos casos en la principal salida para el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas. De hecho, las ventas al exterior ya suponen un tercio de la economía de nuestro país. La consultora BusinessGoOn, especializada en la internacionalización de empresas, desglosa los beneficios de una compañía que decide internacionalizarse.
La primera ventaja es que evita que muchas pequeñas y medianas empresas desaparezcan o sean absorbidas por las grandes; la internacionalización puede ser clave para su supervivencia. Lo que es más, las empresas que se internacionalizan pueden, a medio y largo plazo, llegar a convertirse en cuatro veces más grandes que las que no invierten ni exportan.
Otro beneficio es que se gana en competitividad, obteniéndose unos índices de productividad más altos y un volumen de negocio un 50 por ciento superior a las que no se internacionalizan. Esto se traduce en más empleo, de mayor cualificación y mejor retribuido. Asimismo, las empresas internacionalizadas son más resistentes a las recesiones económicas.
La internacionalización también supone abarcar mercados emergentes con mayor potencial de crecimiento y se traduce en una reducción de costes al aprovechar economías de escala. Al consolidarse en el exterior, se mantienen las ventas de forma constante en los países implantados.
Otra ventaja es la psicológica, que gira entorno a la motivación del trabajador; se siente parte de una gran familia que crece también gracias a su esfuerzo y aportación, lo que aumentará su productividad. Por último, la internacionalización contribuye a afianzar la marca de la empresa y de sus productos o servicios.
La European Association of Perfume and Cosmetic Products (APCE) apuesta por promover la internacionalización del sector como una de sus funciones establecidas dentro del decálogo de objetivos de APCE.